Todos pensamos, o por lo menos esperamos, que la navidad sea una etapa en donde todas las malas experiencias desaparezan. ¿Pasarla en familia? ¡Claro! Regalos, panetón, chocolate caliente, puré de manzana... ¿Por qué todo es material? ¿Acaso esta fecha es solo importante para el vendedor que quiere vender lo "ultimito" en adornos y regalos? ¿cuál es el verdadero significado del 25 de diciembre?
Sé que navidad ya pasó, pero no podía dejar de escribir algo que, para mí, fue algo distinto, porque por primera vez estuve en los zapatos de esas personas que siempre ignoro.
Todo comenzó cuando, en la universidad, se estaba creando una campaña en donde cualquier persona podía participar para formar parte de una colecta navideña para unos niños en Pamplona, la colecta se llama “Navidad es Jesús”. Sinceramente, yo no quería formar parte porque tenía flojera de levantarme temprano para ir al punto de encuentro que no sabía dónde carajo era, pero mis amigas me “motivaron” para que vaya con mensajes en el muro del Facebook y recordaciones en las conversaciones del Messenger. ¡Esta bien, puta madre, iré!
El punto de encuentro fue en San Isidro, llegué con tres amigas de la universidad, nos pusimos nuestros polos, nos dieron nuestras latitas, nuestras estampitas y fuimos al asecho. La idea fue ir por parejas por todo el distrito; eso hicimos. Fui con mi compañera a pedir dinero para los niños pero… ¡¿Creen que fue fácil?! NO. Las caminatas se hacían eternas al tratar de conseguir algo de dinero porque la gente no colaboraba poniendo excusas como “No tengo cambio”… “En otra oportunidad”… “Ya colaboré”… “Estoy apurado”…
-¡Cómo pueden decir que no tienen cambio!
-Jaja, sería mejor que nos digan que no tienen.
-Solo hay que seguir caminando hasta encontrar un grupazo de gente.
-¡Ahí, yatuza!
-¡Ya, tú mismo eres Juan Manuel! ¡Enamora a esa tía y a esa chibola para que te den plata!
-¡Estás huevona! Esa tía tiene cara de poto.
-Puta madre, sí no, no vamos a conseguir mucho y tenemos que estar en el punto a la 1 para el almuerzo.
-Ya fue, súbete ese carro.
-¿Al micro?
-¡Sí, carajo!
No pensé que alguna vez pediría dinero en los buses, fue una experiencia algo distinta, pero la disfruté.La puerta se abrió; el cobrador nos dio pase con una sonrisa.
-Yo pido de este lado y tu del otro, pero pide despacio para que el carro nos deje en el paradero.
-Jaja, pendeja.
Bajamos diciendole gracias al chofer y al cobrador. No pensé que no les molestaría que entráramos, pero fue genial; la gente nos colaboraba con dos soles o más. Yo hubiera pueto solo diez céntimos. Soy roño, lo sé. Pero de algo estábamos seguros; los micros eran la clave.
-¡Vao, vao! ¡A ese!
-¡Ya sabes! ¡Despacito!
-¡Umf!
Ya era la 1 y teníamos que regresar al almuerzo, pero nos demoramos porque fuimos a recolectar más dinero. No me sentía cansado; estaba motivado porque sentía que estaba haciendo algo que valía la pena.
La campaña fue auspiciada por KFC y otra gaseosa que no me acuerdo porque nos mandaron agua. Llegamos al punto de encuentro y varios chicos de la San Martín ya estaban ahí. Varias facultades estaban unidas para hacer un pequeño grupo muerto de hambre esperando la comida que no llegaba. Empezamos a comparar latitas y WOW las de mis compañeras pesaban más.
-¡Pesa mucho!
-Jaja, es que estoy desde las 11, hijo.
-Yo no dejaba que se vayan sin colaborar, los perseguía hasta que pongan un centavo, por lo menos.
-A mí, un broder me colaboró con diez lucas y yo: ¡Oh my!
-A la muda le colaboraban como mieeeerda, ella no hablaba y pum le daban todo, jaja.
¡Y llegó la comida! Una cajita para cada uno con un puré, un pollo y una botellaa de agua. Obviamente nos quedó chico, así que rifamos las cajitas que quedaron, yo me quedé con el puré.
Terminamos de comer, el plan era irnos a Miraflores porque estábamos seguros que ahí nos iban a colaborar.
¿Cuántos micros tomamos para llegar? Dos. ¿Pasaje? ¡Hablaos!
Fue la primera vez que me pasié por todo Lima sin pagar un solo pasaje, literalmente. Todo era por una buena causa.
Llegamos a nuestro destino pero, puta madre, ¡hay otros chibolos con la misma colecta!
-¿Qué hacemos?
-Seguro son de la de Piura.
-Tenemos que irnos más al fondo.
El calor era intenso, justo ese día el sol de mierda quemaba y quemaba, yo había llevado una casaca que no sabía dónde ponerla; solo quería sentarme un rato. No había tiempo.
-¿Desea colaborar?
-¿Desea colaborar?
-¿Desea colaborar?
-¿Desea colaborar?
Nos cagaron bien feo. Los miraflorinos no querían soltar la plata. Fue una pérdida de tiempo ir hasta allá. Carajo.
-¿Qué hacemos?
-Hay que chapar un micro por todo Benavides.
-¡Ahí está!
-¡Corre!
-¡Puta madre, se largó!
-Tranquila hija, ya vendrá otro.
-Tenemos que irnos, nos quedan 20 minutos para regresar.
-No hay forma de que lleguemos, hay que irnos en combi.
-Ta’ mare.
[Mis pies ya no daban, pero teníamos que llegar. Un último esfuerzo.]
Bajamos en Benavides con Marsano para seguir nuestra travesía, pero el sol, el tiempo y el calor iban contra nosotros.
-¡Súbete a ese!
-Para que nos jale hasta la universidad.
-Maldita sea, los manúbrios están asquerosos.
-¡Qué chucha!
Nuestras fuerzas se agotaban. Íbamos de micro en micro para llegar hasta San Isidro, pero ya no dábamos. Nos sentíamos sucios y cansados. Era la primera vez que hacía algo así y nunca me había puesto a pensar en cuánto tiempo uno tiene que llevar a cabo con persistencia una acción para que resulte, por más simple que parezca, como lo es una colecta.
¡Por fin llegamos! Mi latita pesa un poco más pero, para mi gran suerte, las de mis amigas pesaban más.
-¿Hasta dónde se quitaron?
-Fuimos a Miraflores, ¿ustedes?
-Gamarra.
-¡¿Qué?!
-¡Jaja, alucina! ¡Pero la gente nos colaboraba!
-Jaja, carajo, y nosotros pensábamos que allá la íbamos a hacer.
La colecta fue un sábado de diciembre, no recuerdo cúal, pero la actividad principal fue el viernes 18 de diciembre, yo no pude ir porque justo ese día tuve examen final, pero vi las fotos y fue un éxito.
No es tarde para que tú también formes parte de esto.Tal vez, puedas encontrar, también, el significado de la navidad que yo ya encontré.